Andando por la web, he encontrado algunas páginas relacionadas con los Regulares y con los que hicimos la mili en aquellas tierras.
Ha sido por casualidad, pero ha sido muy agradable para mí, el traerme a la memoria recuerdos que ya tenía desterrados, quizás por la lejanía en el tiempo, quizás por lo ajetreado de la vida actual, que casi no te da tiempo a recordar experiencias pasadas, sino sólo a vivir el presente y procurar un futuro menos incierto del que nos vaticinan.
Me ha venido la necesidad de crear este blog para poder expresar sentimientos y experiencias vividas de aquellos días, y que sirva para que todo el que quiera pueda comunicarse y poder expresar las suyas, así como el poder localizar a algún compañero al que ya le perdió la pista.
Pertenecí al reemplazo 77/4º, que se retrasó en el llamamiento y nos incorporamos a Camposoto, Cádiz, para hacer la instrucción, en noviembre del 78.
Luego, desde Málaga, partimos en el "Vicente Pujol", creo, un barco de la Transmediterránea (ya lo tenía olvidado), hasta la ciudad de Melilla.
Estuvimos allí todo el año 1979, hasta las navidades, en que conseguimos "la blanca".
Yo estaba adscrito en la 7ª compañía del II Tábor, hasta que me asignaron al botiquín y pasé a la compañía de Destinos.
El viaje en barco fue de lo más accidentado: no había sitio para tanto recluta; por todos lados había gente. Todos los asientos ocupados, pasillos, cubiertas,... Todo repleto.
Al principio, todo muy bien: yo era la primera vez que viajaba en barco, y junto con otros compañeros, nos dedicamos a recorrerlo. Luego, el mar se puso con gran marejada, dando el barco unos tumbos que parecía que iba a volcar. Ésto ocasionó que una gran mayoría se pusiera enfermo: mirase para donde mirase, había alguien vomitando. Había quien lo echaba por la borda, había quien lo echaba dentro del barco... A mí, el estómago se me subía para arriba y se me bajaba, al ritmo de las olas... y parecía interminable.
Tardamos más de 10 horas.
Pero por fin vimos puerto y pisamos el continente africano.
Una vez que llagáramos a Melilla, ya cada compañero que habíamos estado un par de meses juntos, en el mismo CIR, misma compañía, misma camareta, teníamos que separarnos y dirigirnos cada uno a nuestro cuartel de referencia: en mi caso, a Regulares 2, otros a Regulares 5, otros a Artillería, a la compañía del Mar, la Legión, la PM,...
Muchos hicimos lo posible para no perder el contacto y volvernos a encontrar, y había días, sobre todo los domingos, en que íbamos a comer a sus acuartelamientos, que estaba permitido, y echábamos el resto del día juntos.
Conservo algunas fotos que iré poniendo, por si alguien se reconoce, pero tengo que escanearlas, pues en aquella época aún no había llegado la era digital, y lo más moderno que había eran las calculadoras pequeñitas y los relojes Casio.
Recuerdo que también se imponía un videojuego, para mí que el primero en la era de los videojuegos, que era como una especie de tenis o frontón, con una bolita que iba de lado a lado, rebotando por las paredes, y con una raqueta, tenías que intentar no se colase por el fondo.
Todos compramos uno.
Qué recuerdos regateando en el Mantelete,...
Pero ya seguiré en otro momento.